lunes, 26 de julio de 2010

La redención es a veces un golpe de suerte

Hay animales que no sirven para nada. Hay especies enteras de las que no se recuerda un solo ejemplar que haya sido parte de algún hecho histórico. Por el contrario, por el camino de las celebridades desfilan las serpientes, invocando la memoria de su bíblica manzanera, o los tigres que cuentan entre sus ascendientes al gran Mohan, el que desencadenó la estirpe de los tigres blancos, allá por 1951. O los caballos, que aunque siendo de madera, el de Troya, terminó una guerra, que aunque fuera por la locura de su dueño, Incitatus llegó a cónsul.
Por eso existe desde el principio de los tiempos una elite entre las especies animales. Glorioso debe ser pertenecer a alguna de ellas, y con el peso de tan hidalga estirpe sus descendientes deben sentir que cada día les toca hacerle honor, obligada aunque placidamente. Son las reglas de este milenario mundo.
Como se sentirá entonces ser abeja? O bicho de luz, o comadreja? Será que no tener referencias los deja dormir definitivamente al margen de la historia, o acaso existirá entre ellos alguna lejana esperanza de escribir el acto fundacional a cada paso? Vivirán cada instante de sus vidas con la inclaudicable voluntad de redención histórica o la palabra resignación es parte del legado hereditario de la raza?
Yo no lo sé, como tampoco creo que lo pueda pensar ya la pobre abeja que acabo de estampar contra la mesa del jardín, otrora molesta, ahora inerte. Redimida.

1 comentario:

Santiago Ocampos dijo...

Excelente blog, me gustaron las poesías, esa constante incertidumbre que apoya su sombra sobre el papel que al contacto de la poesía va volviéndo más cuerpo de palabras; este relato redentor me recuerda a las divagaciones cortazianas. Astor es un grande.
Te invito a conocer mi blog: www.elserafodelplata.blogspot.com