Ya sabés cual es el plan. 
El plan es no saber. 
No predecir, 
no prever, 
no programar. 
Pero sin dejar jamás el plan de lado. 
El plan es no saber el plan. 
Y así y todo, seguirlo tenazmente. 
Obcecado, 
temerario, 
hasta impaciente. 
Ansioso por cumplir
lo no pactado. 
El plan es avanzar, porque no importe 
tanto hacia donde 
como de donde vengas. 
Que no le siente el mapa,
que tu orilla sea 
a veces la deriva. 
El plan has de saberlo de memoria 
aunque jamás lo hayas leído. 
Porque no habrás de escribirlo. 
Que si lo hubiera escrito 
alguien mas 
de nada serviría. 
El plan es ir irremediablemente a él. 
Sin escalas, boletos ni aeropuertos. 
Y dejarlo todo. 
Aunque te pese más que el equipaje 
la ausencia de 
lo que ha quedado en el camino. 
El plan es atentar contra lo inocuo, 
es enfermarlo. 
Morirlo si hace falta. 
Para por fin dejarlo renacer 
cuando ya no soportes 
la esperanza.
 
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